Ochentayseis
Un pueblo a la vez. El Rio de Oro se vuelve cada vez más lento Y simple Cómo si desentrañar este pueblo fuese para saber lo mismo del principio Lento y simple Mis días en esta casa son solitarias Mi marido trabaja todo el día Yo trabajo en casa Me quedo con los gatos Me preocupo del aseo Parece que fuésemos el típico matrimonio, pero solo es una coincidencia de roles A veces pienso que me abruma la falta Que no tengo esto Que ya no existe aquello Más solo son los deseos de un cuerpo nacido en la modernidad y en la inmediatez Diógenes me dijo que no necesitaba un cuenco para tomar agua, basta con mis manos para poder Y así vuelvo a esto del querer lo lento y lo simple De acomodarme al Río de Oro De ponerle corazón a mi casa blanca A mis 4 gatos A mí todo que rodea está calma Cerros, mar, cielo y chimeneas.