podrida

 No se que tan sincera he sido conmigo, oculto que te extraño, que te quiero y me gustaría agarrar con mis largos brazos toda tu cintura, tu espalda y tenerte cerca, bien cerca de mi. Bueno, según yo es mejor así, no darle rienda suelta a tu sentido de compromiso y a mis pasiones al aire que no puedo hacerme cargo.  Yo podría decirte que extraño tus ojeras, que te he visto en historias de otra gente y estás ahí, tan flaca/flaco, haciéndote la chistosa mientras en mi crece un sentimiento de crinch que me gusta. Yo podría decirte que si, extraño tu entrepierna sobre la mía, pero recuerdo lo mucho que no hemos conversado sobre el sexo y todo lo que de ti me cuentas, que se me secan las ganas de tocar el tema. No saldrá de mi un te extraño, no saldrá de mi un te quiero aquí conmigo. Ya no soy la misma chica que comete impulsos sin dar cuenta de la cantidad energía que estoy moviendo, ya no soy la misma chica que no le importaba dejar la caga, hoy ya más sigilosa, me guardo sentimientos...

Hay cosas que no te he dicho, que no he sabido ni cómo ni cuándo. Este vínculo se ha vuelto una estela, un algo que flota abstracto entre nos, una materialidad de átomos separados que explican algo que no ha pasado, como si el recuerdo de lo mucho que hemos vividos, se aferra de tal forma que no ha sido capaz de soltar esas cosas nuevas que puedan pasar. No he sido sincera conmigo, no había podido darme cuenta de lo egoísta que me he comportado.  Tu sabes que hay dimensiones que me son más importantes, tu eres mi compañero en la ranciedad contra la dictadura, y eres mi amigo o algo menos así puedo definir el hecho de que has estado conmigo en las buenas y en las malas, siempre gentil y respetuoso; verlo de esa forma me posiciona firme en no querer seguir cagandola, no quiero hacer más daño en este presente, quizás no hay futuro pero si nos queda circo que montar, no quiero perder la posibilidad de seguir saboteando esta asquerosa realidad. Ahora que la he cagado y no he podido esperar