Treinta.

 Despertar de golpe, es de noche y voy en los asientos de atrás del segundo piso de un bus. Intento recordar la pesadilla que hizo mi cuerpo salir del sueño, y toparme con la espesa oscuridad de un seminario no poblado. Tengo miedo, de esos que te dejan bien quieto como si aún estuviese durmiendo, más solo estos ojos estan alerta;  todos duermen, hay silencio dentro y sonido de llantas y motor afuera, el bus va realmente rápido, suena esa alarma confirmando mi sensación, se mueve para un lado y para otro, me hace sentir que voy a morir volcada en esta nave, que en la siguiente curva vamos a rodar cuesta abajo;los que vamos con cinturon nos fracturaremos por la mitad a la orden de la fuerza centrifuga, mientras que otros saldrán volando para chocar con el techo, los asientos, entre ellos mismos o expulsados por alguna ventana, aún no recuerdo la pesadilla, y aún no puedo moverme del miedo.

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