Noventayseis

 Estoy llorando desde el 31 de octubre.

Quisiera quitarme la piel nuevamente.

Hablarte sobre lo que me sucede, solo trae consejos sobre las formas.

Te he dicho, solo necesité un abrazo, como ahora.

Y luego de lluvia a tu lado, me lo preguntas ¿ Te puedo abrazar?, No, no puedes. 

Si me lo preguntas no quiero.

Hace unos meses mi corazón se agrietó cuando escupiste en mi cara los momentos en qué te pedí quedarte, en qué pedí tiempo y energías para mí.

De tanto que me costó salir de mi orgullo para pedirte cariño, escupes todo mis procesos.

Desde ahí, pude perdonarte, pero mi corazón sigue agrietado y desconfiado.

Y ahora que piensas que se trata de ti, te pones a la defensiva, no deberíamos estar juntas por el daño que te hice pronuncias, y nuevamente mi corazón estalla. Todo este compromiso, esfuerzo, no ha servido, tu no has podido olvidar.

De que me sirve dar, darte esto genuino dentro de mi, entregarte todo lo que soy, de que me ha servido cambiar mis hábitos, mis contradicciones, mis pasiones si al final siempre encontrarás insuficiente lo que hago.

Ahora pienso que quizás deba irme, aunque ya me has dicho que tú te irás.

Ahora pienso que quizás deba irme y que vivas sin mi, no para vengarme por tus dolorosas palabras, si no porque ya no se si puede aguantar entregar mi yo, acompañarme contigo si nada es suficiente.


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