Uno.

 Son tantos estímulos que no lo soporto. Hay un alguien con nombre, con algún nombre que quiero. Se me insinúa y yo le tomo la mirada de frente sin titubear. Acariciarme canta la María Conchita Alonso. Las luces de la ciudad parecen fotogramas de un manga, el toque de queda no importa, no hay policías, y nada de que preocuparse. Meo las escaleras, miro sus manos huesudas y venosas, tomo de la chela y me río ostentosa.  

Comentarios

  1. Buenas! me agrada saber que tienes otro blog y que ya tienes hartas entradas. Saludos y abrazos. Acá comienzo a leer.

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