veintiuno.
he llegado, cuando a las flores de tu patio se le van poniendo los tricomas de color atardecer. la cosecha se aproxima y yo como abeja solitaria me he quedado cerca para oler el dulce aroma de tus ropas. quizas desde siempre he sabido que quererte seria como interactuar con un cardo mariano; maravillarme con la escandalosa flor, intuir peligro, e intentar acercarme de todas formas.
Comentarios
Publicar un comentario