Veintiseis.

  Mientras el me mira desde abajo y me llama senpai con su cara sonrojada por la excitacion, mi cuerpo envuelto de lava quiere castigarlo por portarse tan bien. para el no hay este odio de decir " eres patetico" como lo pronuncie hacia una semana atras, esta vez mis insultos van dirigidos para este  juego de rol que tanto nos gusta. 
- sabes que si te portas bien, recibiras un dulce a cambio, realmente lo quieres?
-si mi senpai. me portare bien.
me salgo de encima, lo agarro de las caderas y lo vuelco. observo como la brusquedad de mis movimientos lo dejan excitado boca abajo, tanto que empieza a rosarse con la cama y a elevar el culo.con una mano lo agarro de la nuca, fuerte contra la almohada y con la otra le pego una nalgada, gime timido, no es necesario que hable o me mire, el movimiento de sus caderas me indican lo obediente que es y lo dispuesto que esta  para seguir aguantando. lo golpeo sin parar, una nalgada tras otra, intensificando sus gemidos; cuando observo el rojoardor que tienen sus cachetes, busco su entrepierna que ya dura y humeda responde a mis suaves roses. 
-porfavor senpai, me haras acabar si me tocas tan despacio.
- me dijiste que te vas a portar bien, tienes que aguantar un poco mas.
Le sigo tocando traviesamente de forma sutil, pasando solo la punta de mi dedo indice, saltando de forma inesperadas el tacto por su entrepierna. no me puede ver, lo intenta pero no le doy tregua, mi mano que siempre estuvo sobre su nuca ahora le agarra de la raiz de sus cabellos, mis dedos largos abarcan casi todo su craneo y aprieto el puño, para dirijir  con su pelo, la mirada desobediente que ha querido encontrarme. 



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