Treintaicuatro.

 Ayer alguien pensó que era mi cumpleaños y me regaló una chaqueta cortaviento. Fue precioso recibir algo tan práctico justo cuando se me había perdido el abrigo peludo y andaba con un poleron gris y delgado que me habían prestado.

Hoy una amiga muy especial me regaló un collar de una tienda darki que hace accesorios pintados a mano que a mi me encanta. 

También hoy fui a la feria y me autoregalé unos calcetines negros con tres rayas rosadas horizontales en el borde del elástico, unas brochas con forma de patitas de gato para el maruri y unos moldes para hacer queques en forma de mariposas.

Esta fortuna la asocié hace un rato, mientras me bañaba y usaba mi jabón de ruda;que siempre le doy ritualismo al ocuparlo. Pensé en la forma que me van fluyendo últimamente las cosas. Corren como agua de río (de ese imaginario que tenemos de río y no de estos secuestrados que aveces encontramos por aca), es agua clara, media celeste plateada, que corre a un ritmo gustoso, se me presenta abundancia y buena suerte, gente de la que me he fiado bien y está hoy sin hacerme daño, y dándome apoyo, que me quieren de vuelta y eso es genial saberlo!; la fuertona ruda llegó en un momento preciso para aclarar mis energías.

Bueno arriba nombro solo cosas materiales, pero la gratitud de cualquier tipo de gesto lo tomó con el cuerpo, lo hago mío para atesorarlo.

 Me gustan los cambios, los ciclos de muerte y transformación que trae todo cuando se revuelven las cosas y cambian de ritmo y tonalidades.

Este optimismo porsupuesto no me quita el odio y asko que siento contra el mundo. No me creas que me pongo religiosa ekisde.

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