Ochentayuno

 El mundo de las potencias me mantiene bajo el ojo utilitarista de las personas y sus capacidades.

Yo no quiero lidiar con otros tiempos ni otras formas. Al menos no con las que no quiero lidiar. 

Elegir mis caminos ahora de forma concreta, me vuelve estratégica y pragmatica en la vida, ya no estoy jugando a pasarla bien o  intentar desbordar el mundo.

Esto me sirve, esto no me sirve...

(Esto me potencia, esto no me potencia...)

No puedo además hacerme cargo de personas que no vibran con las mismas pasiones.

No puedo intentar que alguien se tome enserio algo que para mí es sagrado.

Ya no pierdo el tiempo en eso de las masas o la comunidad, de ese sentimiento del cual me aferraba que hay que dar hasta que duela y así quedarás como una estupenda.

Que me importa a mí ahora quedar como una estupenda, si cada vez que lo intento, lo intenciono, lo acato, a nadie le importa, nadie se acuerda, nadie lo valora. La visión que doy al mundo es mucho más errante, eso lo sé y desde siempre he causado desconfianza incluso en mi familia, que voy a estar esperando ahora que me hagan altares por la más bien portada, la más señorita, la más empática, la más más. Nunca me ha tomado, no me tomará.

(Tengo que seguir dándole vueltas a este tema)


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